La ciudad es un organismo vivo. El flujo del tráfico en el Valle de México se parece al de la sangre. Fluye a algunas horas y en otras hay pólipos de colesterol; tensiones colectivas que llevan a millones al borde del colapso. Un día el corazón húmedo de la ciudad podría reventar.



En abril del 2011, una mujer bajó de su camioneta, en medio del tráfico del segundo piso del Periférico, y se aventó. Una historia real que se mantiene anónima, y muestra el proceso de saturación que se vive en el Distrito Federal: nuestra ciudad, que lleva quinientos años en un proceso de construcción, destrucción y reconstrucción.

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Cuatro personas se reúnen a contar esa historia y quién sabe qué otras más. Un rito de metamorfosis en donde ellos se encarnarán los mundos que van relatando. En Intersticios, las calles de la ciudad son grietas en el asfalto, venas que recorren un organismo amorfo, son historias fisuradas que orquestan un tejido urbano, y aquellos que contaban desparecen entre sus personajes.

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En medio del tráfico o de una avenida vacía, se abre una grieta irremediable en un corazón... Inmersa en su velocidad y tecnología, en su contaminación y belleza, a la mitad de millones de historias y pasiones que nunca llegarán a consumarse, la ciudad entera colapsa.